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Mostrando entradas de abril, 2020

La esperanza está en los libros.

En este momento en el que la cultura está globalizada y alcanzar el contenido está a un solo click de distancia, muchos se preguntan por el devenir de los  libros. Algunos pensaban que la aparición del libro electrónico cambiaría por completo el soporte y la idea que teníamos en el pasado de él; sin embargo, el ser humano es incapaz de cambiar sus rutinas en algunos aspectos. Quizás el concepto de literatura sea cambiante, sin embargo, los libros siguen estando presentes sin que nada cambie ni consiga hacerlos desaparecer. Esto es así porque durante siglos los libros fueron un objeto de lujo y, una vez conseguida su democratización, nadie en su sano juicio permitiría que se extinguieran. Para algunas personas los libros son un lugar en el que esconderse, para otras un mundo en el que encontrar las respuestas a todas sus preguntas. Muchas serán las que encuentren el consuelo tras la tinta y otras tantas las que han aprendido a amar, a soñar, a ilusionarse y a desenvolverse en el

prostitución intelectual

Uno de los grandes problemas de la Cultura y la Educación en pleno siglo XXI es la poca credibilidad social que tienen sus componentes. La sociedad en su conjunto decidió hace mucho tiempo que ambas debían entrar en el gran mecanismo capitalista del marketing y la venta, de modo que los únicos que reciben algo de reconocimiento son los influencers y aquellos que han conseguido la tan ansiada etiqueta de "experto". De esta manera, el resto del sistema educativo ha sido puesto al descubierto ya  que está a la merced de aquellos sabelotodos que sabiendo poco o nada han ganado la fama para que sean otros los que carden la lana. Todo un ejemplo de lo que en tiempos pasados llamaron "eruditos a la violeta". Más allá de este problema, existe otro aún más grave y es cómo la perversión del sistema de venta ha influido en la compensación. En el pasado, cuando un alumno no sabía hacer algo, pedía ayuda a sus profesores y a sus padres. Si se veía que la solución no estaba a

Resurgimiento

Hoy he recibido un email esperanzador, de esos que jamás esperarías y que te remueve por dentro. En él se hablaba de las memorias de una persona a la que conozco y admiro y cómo resurgió de sus cenizas en el peor momento de su vida. Quizás este no sea el peor momento de la mía, pero es verdad que la pandemia del covid- 19 no está siendo un buen momento para nadie y que necesitamos escuchar voces esperanzadas que nos haga volver a sentir pasión por las cosas o, al menos, que nos ayuden o se conviertan en un faro para nosotros. Eso es lo que ha sido ese email para mí, un faro y, por eso, he decidido retomar la actividad de este blog después de cinco años de letargo. Sé que es muy probable que no se convierta en una actividad asidua, también sé que el tono cambiará porque las preocupaciones del ayer no tienen nada que ver con las que me asedian hoy, pero quiero que, de alguna forma, quienes quieran leerme más allá de mis libros encuentren en este pequeño espacio un lugar de confesiones