palabrerías de juego intenso
Me he cansado en el sendero de mi vida y, sentada, espero a ver si las llagas de mis pies se curan un poco para seguir caminando. Recurro la sentencia de que, descansar en el camino, no es correcto mas, si por esperar debo morir en este instante, prefiero morir imponiendo mi orgullo ante la suerte. No hablo, solo miro mis constantes pasatiempos como si nada. Me acerco al mundo, al camino; me levanto sospechando que volveré a quemar mis pies descalzos, sin embargo, cada vez encuentro menos causas que me lleven hasta el oscuro averno que me arrastraba. He despertado y menos mal que lo hice antes de caer rendida y no poder mirar de nuevo al cielo. Siento un pequeño halo quijotesco que se despierta en mi cabeza, pero no es locura, sino un pequeño fragor intacto que me lleva, que me anima el ánima para que saque el valor e, impacientemente, vuelva a resurgir de mis cenizas. Ahora apaciento mi mirada y, entre tanto, voy rescatando aquella sonrisa, aquella luz que me ha guiado. La que tantas